Ojos finos, tu verso, grandes como muñeca. Tu voz, como cantas en las montañas. Quisiera escuchar como cantas en las mañanas. A la hora del café a la toalla amarrados, pan tostado y cepillo de dientes en la mano. Un beso mañanero cortito, muy tierno. Tu pelo, libre como el viento, haciendo turismo interno. Yo conduzco en automático para ir romántico. La sonrisa, espontánea y ruidosa, a veces me encanta y a veces me espanta. Tu esencia de niña coqueta, me llena de sonrisas azucaradas. Es bonito pensar en mañana comer contigo, en la Luna, fresas chocolateadas.