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Mostrando entradas de mayo, 2013

mis niños no son malos

Mis niños no son malos, conocen la maldad y puede que la practiquen pero ellos no son malos. Puede que algunos sean criminales, mal criados, con esa cara de "que carajo" pero ellos no son malos. Ese piquete, ese fronte, de la nota loca que los consuela, esa música, ese prum prum tacataca, dale que dale, guayeteo, esta algarete, no lo niego pero ellos no son malos. Puede que den un palo y con suerte salgan con par de pesos, quizas se compren par de tennis que convinar con sus mahones gastados y el resto para la vieja pa la renta, pa el agua, la leche pa el mas chamaco. No me digan que por eso son malos.  Los jóvenes no tienen mas alternativa que ocupar el lugar que se les brinda.  Los jóvenes son el reflejo de la putrefacción en el alma de un pueblo.  Los jóvenes no tienen mas alternativa que ocupar el lugar que se les brinda.  Mis niños no son malos, lo repetire todas las veces. Mis niños son no-va-tos en la carrera destructiva que gobierna este mundo malo

Brújula rota

Aun no sabía leer ni escribir cuando mi brújula se rompió. El norte se tornó borroso así que pase a caminar en círculos. Es muy fácil perderse cuando tu brújula no sirve, hasta que paso                 a caída                 de levantarse                 a afianzarse los puntos cardinales dejan de ser importantes. El este parecía rebelde el oeste republicano y el sur, un estado olvidado, sin brújula solo reconoces los estados de ánimo. Se camina improvisando, a veces me detuve por años donde me sintiera más seguro, a veces solo corría sin mirar para los lados, ahí era donde venían los cantazos. Después de 3 décadas el norte me encontró. Busque mi brújula rota por instinto, había olvidado que aun la tenía, para mi sorpresa marcaba el norte. Estuve a punto de abrazarlo cuando recordé las extraviadas, las lágrimas que desperdicie y sigo desperdiciando. Entonce

es solo el hombre que viene a llevarse la luz

No te asustes mi niña, no es un ladrón, ni vienen a hacernos algún daño físico, es el hombre que viene a cortarnos la luz. Usa gafas obscuras, así es mucho más fácil hacer un trabajo cruel. No te enojes mi niña, no puedo calentarte la leche, a duras penas la mantengo fría dentro de la neverita con hielo pa que no se me dañe. Le pedí al hombre que nos llevo la luz que me ayudara a sacar las cosas de la nevera. Decía que no tenía tiempo mientras me enseñaba la libreta de sentencias a familias sin luz, hacer un favor no paga honorarios si así fuera,  jamás me hubieran cortado la luz. Duérmete mi niña que se me cansa el brazo con el abanico improvisado… duérmete mi niña mañana tengo que salir temprano a ver donde encuentro los chavos para tratar de hacer feliz al hombre que nos llevo la luz.

La ida

Si me quedo mirándote no es en la búsqueda a la caza de tu mirada, no tienes que mirar para acá. Tu de mi pasaste y yo pase, y pasare, y, y, y  no tienes que mirar para acá. Si antes disimule el conocerte, fue por temor a no disimular lo otro, lo que duele no, no tienes que mirar para acá. No pierdas tu reloj de arena. Tu estas abajo con tu montaña formándose, yo estoy arriba, con el hoyo negro deformándome. En esta botella el norte y el sur están a la inversa. Me voy marchando, borrando las huellas para no poder volver a encontrar el rastro. Si miro atrás será para llevarme la estampa grabada en la memoria del paisaje donde alguna ves corrí campos, tome manantiales, comí melocotones,                y tu… no tienes que mirar para acá. Ni aun ya estando de espalda donde no pueda verte se te ocurra mirar para acá, porque te siento y al sentirte entiendo, logras