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Mostrando entradas de marzo, 2018

Carta a un Erudito

Profesor:    Llevo tiempo digiriendo esta carta y si no escribo pronto me explotara por dentro.    Nuestra conversación fue mucho mas larga a lo que la salud de la literatura preferiría. He pensado todo los puntos que impuso desde ese podio que dan los años y los títulos universitarios.  Concluyo;  Usted no sabe de lo que está hablado.  Quizás alguna vez supo y ya lo habrá olvidado. Ó quizás le hizo demasiado caso a alguien que lo convenció de tener la poesía agarrado de la mano.     Cuándo terminamos la conversación le dije; -necesitaré tiempo para recuperarme del golpe.- Usted se sintió tan realizado. Eso es lo que muchos piensan que es la educación, como quien entrena un perro a golpes. No le mentía. Me sentía destrozado. Pero no por mis sentimientos como usted habrá pensado. Sufría por el país y por sus estudiantes. Me sentía golpeado nuevamente por este sistema que quita más de lo que da. Un sistema inepto que tiene la desfachatez de nombrarlo profesor y poner un rebaño de escr

Podemos

¡Ja! Puedo con esto. Claro que puedo. Ave María, tú, sólo mirame. Soy boricua, eso debería decirte algo. Lo llevo chamboneandome el espíritu en mis batatas de pobre, hombros sobrevivientes y lengua de pregonero. A tomar el Josco por los cuernos sentarlo sobre sus cojones para gritarle "tu puedes cabron, puedes porque puedo." ¡Podemos! Ser boricuas es igual a poder. Vamos a darle la vuelta á la tortilla con un piquete terrible. Quedarán con ojos de tontos cuando nos vean sonrientes, caciques del mejor clima del planeta. No habrá quien nos soporte después de esta. Hazme un favor y no me creas. El placer será doble cuando por fín te nos unas a bailar ésta salsa como sólo  se cocina en casa.