Saludo
Inicial:
Ovación
al público.
¿Por
qué hago esto?
Siempre
me lo pregunto
antes
de dar los primeros pasos.
¿Quién
es toda esa gente?
Sé
que aplaudirán cuando
complete
el acto.
¿Valdrá
la pena?
Este
vestuario
no
me define.
Son
un montón de lentejuelas
que
me hacen parecer
un súper
humano.
Hay
veces que me dan ganas
de
dejarlo todo,
soltar
la vara,
dejarme
caer
creando
un suspiro masivo
en
la audiencia.
Todo
me parece tan simple
desde
esta cuerda floja.
El
punto de salida
nunca
es el primero,
y el
de llegada
nunca
será el último.
Tengo
que concentrarme,
estoy des balanceo.
Que
profundo silencio…
los
redobles de los tambores,
son más que exagerados
comparados
con mi pecho.
¿Me
pedirán autógrafos?
¿Se
tomaran fotos conmigo?
¿Me
cuidaran de anciano,
o
terminare solo
y
arrepentido
por
haber entregado mi vida
a
una vocación de gitanos?
¡Ups! Muy a la izquierda.
Instantáneamente
llega la imagen,
del
maestro a mi cerebro.
“Nunca
muy a la izquierda,
Si
la izquierda fuera la correcta
la
mayoría seriamos zurdos.”
Dios
quiera y me lleve
en
medio del espectáculo.
Hay
hombres que no nacimos
para
ser ciudadanos,
la muerte
en el momento perfecto,
nos
hace eternos.
Es
lo que llaman
una
muerte gloriosa.
No
es glorioso
salir
de una ovación
para
llegar a una casa triste
sin
consuelo.
Un
salto con vueltas
para
llegar al extremo,
el
pueblo ama
los
grandes finales.
Ya
esta,
hoy
no me caí…
Saludo
final:
“¡Gracias!
¡Gracias!”
podre
darle
comida
al perro.
Hay una imagen que no nos abandona a todos los que vimos aquella caída...
ResponderEliminarAsí cruzamos por la vida, en una cuerda floja... sobreviviendo el hoy y temiendo al mañana.
hay muchos que lo dieron todo por el favor del publico.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¡MUY, MUY BUENO!!!!! ¡Me gusta la personificación de este sentimiento en el equilibrista!
ResponderEliminarGracias M.B!! Lo senti, cuando lo escribi!!!
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