Cuando era un nene
chiquito mi mama cantaba una canción que decía algo así como, que una mama no
se cansa de esperar. Una madre no se cansa de esperar. ¿Esperar que? No lo entendía
en ese momento.
Hace 5 o 8 años, quizás
10, fui a casa de mi abuelita Gloria. A comer, a bañarme en su ducha de agua súper
caliente y a empolvarme con su talco dentro de una media. Cuando salí, del baño
ya olía a pollo guisado y arroz con salchicha, antes de servirme en la mesa,
(porque así es como se come en su casa. Uno se sienta derechito en la mesa, y
ella poco a poco te va llenando la mesa con manjares criollos) me arrastro al
segundo cuarto de la casa y me mostro que tenía una cama grande en el. Me gusto
la cama, le dije que se veía bonito, y me distraje un poco pensando en cómo
crio ella a dos hijos varones, y una linda muchachita en una casa de dos
cuartos. Entonces fui a la mesa a disfrutar, a masajear mi paladar, a recibir
besos de Dios en el estomago, y le dije algo como, "oye una cama así
necesito para mi apartamento", sin saber.
-Ay Noelito, ( me dijo) esa cama es para tu papa, cuando venga de Estados Unidos. Tu sabes, el no va a tener donde quedarse.
Yo me reí, con esa sonrisa tonta, burlona y sarcástica que se olvida de que los demás tienen sentimientos que nunca he podido borrar de mi cara. Con mi sentimiento póstumo de culpa y vergüenza digo.
-Abuelita, pero que dices, si él nunca va a venir.
Silencio largo, culpa y vergüenza.
Ay Noelito (aunque la frase empezaba igual, sonaba muy diferente) Una madre no se cansa de esperar
Recordé a mi mama cantando.
Cuando un hijo abandona su hogar
Una madre siempre espera su regreso
Que el regalo más preciado que a los hijos
da el Señor.
Es su madre y la alegría de su amor.
Es su madre y la alegría de su amor.
Hoy he vuelto, madre, a recordar.
Cuantas cosas dije ante tu altar.
Y rezarte puedo comprender.
Que una madre no se cansa de esperar.
Que una madre no se cansa de esperar.
Entonces me quede callado y comí.
Esta mañana soñé que me levantaba de mi cama, aquí en Hato Rey, y caminaba hacia la cocina. Allí estaba mi abuela cocinando. Yo la miraba normal como si no fuera rarísimo que ella estuviera en mi casa cocinando. Le decía Bendición Abuelita y me sentaba en el counter de la cocina, antes de que ella me dijera que una persona normal no se sentaba ahí.
Me quede con la imagen en mi cabeza y quise llamarla antes de mi día.
-Abuelita!
-Ay, Amor de mi alma.
-Bendición Abuelita
-Dios te bendiga
-Estoy trabajando mucho, perdón por no haberte llamado.
-¿Te estás vistiendo bien? Mira que no te coja la comay.
Después de una dulce conversación me dice,
-Ay Noelito, ( me dijo) esa cama es para tu papa, cuando venga de Estados Unidos. Tu sabes, el no va a tener donde quedarse.
Yo me reí, con esa sonrisa tonta, burlona y sarcástica que se olvida de que los demás tienen sentimientos que nunca he podido borrar de mi cara. Con mi sentimiento póstumo de culpa y vergüenza digo.
-Abuelita, pero que dices, si él nunca va a venir.
Silencio largo, culpa y vergüenza.
Ay Noelito (aunque la frase empezaba igual, sonaba muy diferente) Una madre no se cansa de esperar
Recordé a mi mama cantando.
Cuando un hijo abandona su hogar
Una madre siempre espera su regreso
Que el regalo más preciado que a los hijos
da el Señor.
Es su madre y la alegría de su amor.
Es su madre y la alegría de su amor.
Hoy he vuelto, madre, a recordar.
Cuantas cosas dije ante tu altar.
Y rezarte puedo comprender.
Que una madre no se cansa de esperar.
Que una madre no se cansa de esperar.
Entonces me quede callado y comí.
Esta mañana soñé que me levantaba de mi cama, aquí en Hato Rey, y caminaba hacia la cocina. Allí estaba mi abuela cocinando. Yo la miraba normal como si no fuera rarísimo que ella estuviera en mi casa cocinando. Le decía Bendición Abuelita y me sentaba en el counter de la cocina, antes de que ella me dijera que una persona normal no se sentaba ahí.
Me quede con la imagen en mi cabeza y quise llamarla antes de mi día.
-Abuelita!
-Ay, Amor de mi alma.
-Bendición Abuelita
-Dios te bendiga
-Estoy trabajando mucho, perdón por no haberte llamado.
-¿Te estás vistiendo bien? Mira que no te coja la comay.
Después de una dulce conversación me dice,
-A que tú no sabes quién tengo aquí?
-A quien Abuelita?
-A Noel, a tu papa. Lo estoy mirando ahora mismo.
Entendí la imagen. Estaba Noel Ramírez de Queseyo frente a ella, mirándola a los ojos, esperando la reacción de lo que yo le dijera a su madre. Quien no lo ha habia visto en décadas, al igual que yo. Pero yo solo cuento con dos décadas y medias... es toda mi vida.
Silencio largo
-A quien Abuelita?
-A Noel, a tu papa. Lo estoy mirando ahora mismo.
Entendí la imagen. Estaba Noel Ramírez de Queseyo frente a ella, mirándola a los ojos, esperando la reacción de lo que yo le dijera a su madre. Quien no lo ha habia visto en décadas, al igual que yo. Pero yo solo cuento con dos décadas y medias... es toda mi vida.
Silencio largo
-Te lo pongo?
-Espera Abuelita... que choque en un jet contra una pared a 100 millas por hora. Hablamos después.
-Si Noelito, yo te entiendo, besos, que Dios te Bendiga
-Hablamos Abuelita... (siempre que le hablo, le digo Abuelita, me encanta como sale esa palabra de mi pecho)
-AH... Abuelita!
-Si?
-Eh... me alegro que este contigo... y tenias razón. Abuelita... qué bueno que guardaste la cama.
-Si yo te lo dije.
-Bye Abuelita.
Y rezarte puedo comprender.
Que una madre no se cansa de esperar.
Que una madre no se cansa de esperar.
Pero los hijos, no esperan... siguen viviendo.
-Espera Abuelita... que choque en un jet contra una pared a 100 millas por hora. Hablamos después.
-Si Noelito, yo te entiendo, besos, que Dios te Bendiga
-Hablamos Abuelita... (siempre que le hablo, le digo Abuelita, me encanta como sale esa palabra de mi pecho)
-AH... Abuelita!
-Si?
-Eh... me alegro que este contigo... y tenias razón. Abuelita... qué bueno que guardaste la cama.
-Si yo te lo dije.
-Bye Abuelita.
Y rezarte puedo comprender.
Que una madre no se cansa de esperar.
Que una madre no se cansa de esperar.
Pero los hijos, no esperan... siguen viviendo.
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