Ojos finos,
tu verso,
grandes como muñeca.
Tu voz,
como cantas
en las montañas.
Quisiera escuchar
como cantas
en las mañanas.
A la hora del café
a la toalla amarrados,
pan tostado
y cepillo de dientes
en la mano.
Un beso mañanero
cortito, muy tierno.
Tu pelo,
libre como el viento,
haciendo turismo interno.
Yo conduzco
en automático
para ir romántico.
La sonrisa,
espontánea y ruidosa,
a veces me encanta
y a veces me espanta.
Tu esencia
de niña coqueta,
me llena de sonrisas
azucaradas.
Es bonito
pensar en mañana
comer contigo,
en la Luna,
fresas chocolateadas.
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