Si el tiempo y espacio me lo permitieran deshojaría cada pétalo de tu cabello, lo enredaría en mis manos como quien enrolla el trompo para lanzarse de pecho a las aguas de la lujuria. Si el tiempo y las responsabilidades me lo permitieran pasaría noches comiéndote las dudas, las vergüenzas y los complejos para digerirlas entre el laberinto que filtra mi estomago para entregarte una mujer nueva sin miedos. Si el tiempo y las promesas que ya hice me lo permitieran no desviaría tu mirada cuando se pone intensa, me entregaría como asistente del mago para que me desaparecieras del tiempo y espacio llevandome a ese lugar secreto donde los conejos saltan y las palomas vuelan, antes de salir del sombrero. Si el tiempo y la sociedad me lo permitieran pero tienen esa mala de costumbre de prohibirnos lo que podría hacernos felices, gratis.