Si yo quisiera ser uno de esos lo seria. No es mi mojo. No quiero provocar miedo para que me respeten. No me interesa. La opinión de los otros tendría que crecer en importancia para desear su respeto. Por mi que piensen lo que quieran. Que la vida se encargue de ellos. No es mi responsabilidad entrenarlos, menos domesticarlos. Cuando los perros ladran en la acera no les contesto con rabia. Son perros, y los perros a lo de perro. Un hombre que ladra es lo mismo. No me enojan los insultos. Son como dardos apuntando a mi holograma. No me provoca devolverlos. Solo me apeno por la intención a quien quiere ofenderme, pero la verdad, no me ofende. Hace mucho tiempo nadie puede decir algo que pueda dolerme. Porque las palabras hay que tomarlas de donde vengan Las palabras sucias siempre vienen de bocas sucias. A quien le importa lo que digan esas bocas?