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Mostrando entradas de marzo, 2014

Dame mis versos

Dame mis versos, suéltalos, permite salgan del cautiverio, vengan a conocer su carne. Entrégalos, envueltos con una cinta como el obsequio mas hermoso que me hallan regalado. Es triste oír un poema y no saber que es propio, vamos, dame mis versos. Es como pasar por el lado de un amante y no reconocerlo. Entiendo el porque no quieres, es cosa de no perderlos, es egoísmo, no quieres compartirlos con su co-dueño. No seas así, dame mis versos. Los cuidaremos juntos, custodia compartida, dame mis versos, quiero verlos, oírlos, saber que es lo que quedara de mi, cuando me haya perdido. Vamos, dame mis versos. Podrás cautivar a todos con tus palabras, pero si no los compartes conmigo es como al aire tirar una bala. Muero por leerlos, tenerlos cerca, escrito de tu puño y letra, es la manera perfecta de leer un poema. ¿Por que me castigas? Es como hacer el amor y no tener permitido llegar al orgasmo, no me hagas eso... dame mis versos.

A tu manera

Llevo un luto sin lagrimas, antes de tu muerte, viejo, ya la había llorado. Había sufrido tanto tu ausencia, que llore tu muerte por adelantado. Aveces, otros niños preguntaban por ti, les contaba historias épicas, un viaje a la Luna, fugitivo perseguido por los federales, haciendo espectáculos alrededor del mundo, cualquier cosa, excepto que te habías largado quitando los goznes a las puertas. Viejo, son tantas lagrimas que por ti he derramado, mas que por nadie, mas que por cualquiera. Cuando uno se cría sin figura paterna, te falta la mitad del mapa. Te amaba/odiaba tanto, una vez escribi; me pondría una camisa el día de tu muerte que por frente dijera -ya se donde esta mi padre- y a la espalda, -en el infierno.- Tu, viviste como la canción dando esa sonrisa contagiosa "si a alguien ofendí" y ese humor que tenias afilado como un cuchillo "por siempre fui" sin mira

Buena pregunta

Hoy me preguntaron; ¿por que nos enseñan a mirar para arriba? y ¿por que nunca miramos para abajo? Amiga, que pregunta tan sabia. Buscas una verdad en un cuento de hadas. Eso es sabiduría, cuando uno busca hechos fuera de la ciencia es porque ya no se encaja dentro de sus probetas. Miramos para arriba, porque es silencio. Porque hipnotiza la luz de las estrellas como la lampara que achicharra las moscas. Se me hace fácil pensar porque miramos para arriba diciéndonos que allá arriba esta el cielo, el cielo es la casa de retiro que administra Dios. Las nubes son las paradas de guagua donde esperan los ángeles. El cielo es el lobby del paraíso. No miramos para abajo, porque no estamos solos. Porque tenemos miedo, porque nos dicen que allá abajo esta el infierno. Allá abajo, donde entierran a los muertos, donde las venas llevan lava al corazón de la montaña. Leí una vez, " conocemos mas de las caras de la Luna, que del fondo del mar. &quo

La puerta ancha

Hoy recoges tus cosas y te vas por la puerta ancha. Que macho debes sentirte dejándome tan sola. Llevándote tu piel áspera y esos ojos que miraban mas allá de mis canas. Que macho debes sentirte dejándome tan sola. Sabes que te extrañare mas de lo que me extrañaras. Sabes que el hombre tiene ese don de borrar y empezar de nuevo. Que macho debes sentirte dejándome tan sola. Ahora yo, me quedo, observo las mierdas que dejas tras de ti, "mucha mierda" dicen en el teatro, mucha mierda dejan los caballos. Ahora yo tengo que darle la cara a los amigos, los que se verán divididos. Ahora yo cuido el perro que nombraste, y tú te vas, porque tienes que hacer cosas nuevas. Porque tienes ese don de hombre de borrar y cuenta nueva. Que macho debes sentirte dejándome tan sola. Caminando con ese aire que te da el saber que te necesito. El que puedes torturarme dándome la espalda. Que sucio, y desertor eres, pues era yo la patria que tenias que

Claro que te quiero

Que pregunta tan tonta, claro que te quiero. Si no te quisiera que sabría yo de querer. Quiero todo de ti aunque aveces me encojona. Ese afán que tienes de no preocuparte por nada, me aterra y me da calma. Como no te voy a querer? Si en tus playas me curo las heridas, si en el río purifico mi alma, si en bosque seco quemo mis ansias. Como no te voy a querer? Si eres tu mi casa, la planta que crece sin regarla, eres ese rinconcito donde se escapa el afligido. Claro que te quiero, te quiero tanto como a las dos palmas donde amarro mi hamaca. Te amo tanto, porque eres mi espejo, y amándote a ti me amo a mi mismo. Que seria de mi, si no te amo, Patria mía, donde estarían estos huesos, si por ti, no conservo enfundadas mis armas. Si no quisiera que algún día maduraras patria infante, dulce princesita transformada en rebelde adolescente. Que seria de esta pasión mía por escribirte,

Algunas notas

Algunas notas Quería escribirte algo lindo.  Ya tenia algunas notas.  -No me hables al oído  Porque así no te oigo. Me envuelvo en tu tono  lo imagino gimiendo. Pensaba pintarte las puntas rojo vivo. Pensaba construirte un verso para que te columpiaras si no estoy cerca. Ya suponía tu sonrisa al oírme recitarlo. Tenía grandes intenciones, ya tenia algunas notas. -pasar mi nariz por el recoveco detrás de tus rodillas. Planifiqué paseos, diseñe campamentos para descanzar después de la batalla. Tenia algunas notas -usar cómplices, de poste central. pequeñas maldades, como estacas, la lujuria como techo y arroparte con un, no me voy para ningún sitió. Pero seguiste dé largo, con ésa sonrisa dé qué muchacho tan creativo. Y mis versos serán recibidos por alguna lectora, quizás desee un poeta qué así le escriba. Cerrará los ojos suspirando, sin notar al pobre chamaco qué por ella no suelta su libreta. Que cosas lindas té escribiría, si te las merecieras, desperdicio dé musa Noel Ernesto

Laberinto

Ya son treinta años de buscar ángeles perdidos en el suelo. He perdido la noción del tiempo y la cuenta de los sueños que he perdido. Ya, yo ya. Ya,  ya no soy un niño que se conformaba en buscar el arte en las nubes. Ya la ilusión tiene pocos segunderos en el tintero. Esa magia de los primeros tres meses color de rosa no aguante el empuje. Ver mi país caer en un abismo, como el amor es el consuelo que se te ofrece como una servilleta en la calle. No,  ya yo ya. No estoy para juegos. De disimular  que no miro, que no tengo preguntas y de no hablar claro cuando en alguien no confio. En temer a la muerte, y de cosas que no me preguntare si ya yo   estoy muerto. En buscar un Dios que de mí se preocupe, que me mire por las noches y por las mañanas me dé una caricia, como lo hace mi madre. En buscar mi propósito, saber que soy tan especial como las abejas  para las flores. Pero no encuentro la flor donde germinar mi polen. Mi pobre pole