No quiero escribir este poema.
Un tema gastado desde el 1898.
Entramos en una coma voluntaria.
Perdonamos bombazos,
Envenenamiento a mujeres
con pastillas anti-conceptvas,
ignoramos lo que decía Berrios,
desde que era bonito
rubio, de ojos azules.
Este es el Puerto Rico,
que escogieron nuestros bisa-abuelos.
Somos los mártires,
La franja sacrificada
dividiendo la monarquía
y la gran constitución.
¡Su constitución!
Nosotros no estamos constituidos.
Siempre fueron mentiras
las historias del comisionado.
Nunca fue otra cosa
que el que nadie quería en la fiesta.
Aquel que todos ignoraban.
Y España…
¡Ay España!
Ya nos había dado voz
y voto en su congreso.
Y Estados Unidos.
¡Ay Estados Unidos!
Nos da una junta fiscal
como si hoy fuera su primer día.
Cuando la diferencia,
es que hoy, por fin
esta proclamada.
¡Me alegro!
Al menos ahora estamos
en la misma página.
Nos espera más de lo mismo.
Decisiones numéricas
que en nada benefician
a las emociones del pueblo.
Porque los números si lloran,
pero hay que querer escucharlos.
Todo sigue igual.
Ni las Naciones Unidas
están sorprendidas.
¿En qué país estabas viviendo?
Si no sabías que esto era una colonia.
Así acaba este poema,
sin fanfarrias,
ni finales épicos…
como nuestra historia.
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