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Reto 4ta serie Intertextual

El reto se concentra en poder escribir una historia de la siguiente fotografía. Yo participe con dos piezas. Aquí les dejo esta en lo que consigo la segunda.


Fotografía de Zayra Taranto 4ta Serie Intertextual Segunda Semana

Fotografía de Zayra Taranto
4ta Serie Intertextual
Segunda Semana


—Juan de Peñuelas.
—Odio que me griten.
Fue lo primero en decirle a la voz de la radio. Aquello le fascinaba.
Por un tiempo fantaseó con la idea mientras corría bicicleta gritando saludos por  su megáfono. El mismo le había costado dieciocho dólares, pero pagó veinte porque el vendedor del pulguero no tenía cambio. La bicicleta le salió más cara y la perdió en un accidente de auto.  No se la repusieron porque, alegadamente, no hizo el “pare” al virar a la derecha. Lo raro es que no recordaba esa curva y tampoco estaba seguro de que hubiera un “pare”. Así que las siguientes bicicletas fueron más baratas. Las dichosas ya le habían salido muy caras, contando el riñón. Tuvo que operarse por los continuos y forzados pedaleos por las cuestas que ondulaban el camino, como si fueran un látigo que nunca culminaban de dar fuete.
Tuvo que vender el megáfono en la ferretería por trece dólares. Pidió quince (ya estaba usado) pero el encargado, después de convencerlo de que era muy peligroso correr la bicicleta usándolo,  le ofreció comprárselo.   —Es lo mejor que un amigo puede hacer —le dijo. Así que salió sin megáfono cuando su intención era comprar un velcro para sujetarlo al manubrio.
—¡Saludos, Juan de Peñuelas!  Pero, ¿quién te grita, hermanito? —respondió la voz de la radio.  El diminutivo no le sorprendía,  todos lo achiquitaban y no por su edad pues ya contaba con más de cuarenta y pico en ese entonces. Quizás porque era bajito o más seguro aún, por ser tartamudo.  Sentía que todos le hablaban como maestras a niños especiales. La gente se reía de sus comentarios como si fuera un comediante, después apaciguaban la risa tocándole el hombro, o con un “ay Juanito”. El también reía, ya había aprendido que con la risa todo duele menos.
—Las per-per-personas que que van, por la ca-calle. —Había practicado la primera línea, pero no estaba preparado para una ronda de preguntas.
—¿Por qué? ¿Tú te la pasas en la calle?
—Sí.  —Quiso añadir “en bicicleta”, pero era muy difícil pronunciar esa palabra. Hubo un silencio incómodo, como en espera de un comentario jocoso que al locutor no se le ocurrió.
—Pues… gracias por llamar.  —Cuando escuchó ese gracias alargado se apresuró a decir:
—Y que no me griten.
Colgó el teléfono.  Se sintió tan orgulloso, como si le hubiera hablado  a todos en la cara, sobre todo a Joe, que guiaba sin licencia pues no tenía más de 15 años.  A Joe lo perdonaba siempre por ser el hijo de su madre, su hermosa madre, la de las piernas gordas, la de las  nalgas grandes, la que si sube por las escaleras se asoman a verla todas las cervezas del bar “El Maestro”. Ella a veces le escribía cosas para él. Así podía hacer sus diligencias entregando tarjetas. Era una gran estrategia y se le había ocurrido a él solo.
Ahora contaba con 66 o 67, esos números siempre le daban problemas, será porque los dos los pensaba con z.
“Nunca se es muy viejo” pensó Juan, por eso todavía corría bicicleta. Evitaba algunas cuestas, pero aun podía hacer sus diligencias.
Pasaba muchas horas en el parque. Todo después de aquella promesa. De la chiringa solo quedaban unas tiras entre las enredaderas, pero aun podía ver algunos colores, aunque mucho más opacos. Aquel niño era único. Le hablaba como si fuera un adulto. Todavía le daba vergüenza el pensar que cuando el niño lo invitó a jugar con su chiringa, él se emocionó tanto que no se la devolvió hasta que la enredó en el árbol. Trato de sacarla pero lo enredó aún más.
—Te la bajaré y  la llevaré a tu casa —recordaba haber dicho, aunque tardó mucho en terminar la frase.  No solo por el tartamudeo, también por vergüenza.
—Para cuando puedas soltarla, ya estaré viejo y no me gustarán las chiringas.
El niño vio su error en el gesto que le marcó la cara.
—Nun, nu nunca…
—… se es demasiado viejo —termino el niño, ofreciéndole su mano.  —Tienes razón  Un placer conocerte, Juan.
Ya no sabía dónde vivía aquel niño, pero aun veía las tiras de la chiringa, eso debía ser una señal. Se la hubiera podido llevar a tiempo si no fuera por el otro Joe.  A todos los que se burlaban de él, los llamaba Joe, porque a todos los perdonaba aunque no fueran hijos de las nalgas que tanto amaba. Y no era   para menos, era un muy buen par de nalgas.
Se había pasado semanas tratando de desenredar la chiringa sin dañarla. Si alguien le hubiera dicho que no tenía que desenredar el hilo hubiera sido un acto piadoso.  Con un  “Juan, se le puede poner otro hilo” hubiera sido suficiente. Pero a nadie le gusta cortar un buen chiste. En una ocasión, estuvo a punto de desenredarlo. Quizás Joe pensó que si lo lograba, la vida de Juan ya no tendría sentido o quizás solo quiso estirar el chiste. Así que se le ocurrió enredar todo tipo de hilos entre las ramas del árbol. Parecía que el árbol era la colonia madre de una invasión de arañas extraterrestres. Cuando Juan lo encontró al otro día no lo entendió pero supo que algo se había roto dentro de él. Podía jurar que hasta escuchó el “crash”, o el “click” o el “prac”… no estaba seguro. Lloró mucho, tanto que la veintena de personas reunidas allí para reírse de su reacción, no lo consideró gracioso. Se acercaron y lo consolaron. El consuelo es algo cultural en Puerto Rico. Todos sentimos las penas de cualquiera, por más tontas que sean.
Juan sigue sentándose en el banco bajo el árbol, donde ahora hay una plaza.  Va allí después de pasar por una charca virgen que, gracias a su tartamudeo, nadie conoce aún. Hubiera querido contarles que encontró camarones pero ya estaba harto de las dificultades que pasaba para comunicarse. Total,  los que se tomaban el tiempo de escucharlo,  se reían de un chiste secreto que todos, menos él, conocían.
No perdía la esperanza de que algún día el niño apareciera y él pudiera disculparse por enredarle  la chiringa, por no haber podido desenredarla, por no haberla devuelto, y sobre todo, por ponerse viejo y ya no poder llegar a las ramas. Pero al menos podría asegurarle que él, que sí era joven y fuerte, era capaz de hacerlo, ya que ahora sabía que no tenía que desenredar el hilo, solo bajarla. Además le aclararía que hay cosas para las que uno estaba muy viejo, como subir cuestas o trepar árboles.  Pero nunca se es demasiado viejo para aprender algo nuevo. Se lo diría, ¡claro que se lo diría! De hoy en adelante estaría practicando para ese encuentro, como lo hizo  aquel lejano día en que pudo hablar por la radio.  Nunca se es demasiado viejo para aprender algo nuevo.  Nunca se es demasiado viejo.  Nunca.

Comentarios

TOP 10 (según el corrillo)

una madre no se cansa de esperar

Cuando era un nene chiquito mi mama cantaba una canción que decía algo así como, que una mama no se cansa de esperar. Una madre no se cansa de esperar. ¿Esperar que? No lo entendía en ese momento. Hace 5 o 8 años, quizás 10, fui a casa de mi abuelita Gloria. A comer, a bañarme en su ducha de agua súper caliente y a empolvarme con su talco dentro de una media. Cuando salí, del baño ya olía a pollo guisado y arroz con salchicha, antes de servirme en la mesa, (porque así es como se come en su casa. Uno se sienta derechito en la mesa, y ella poco a poco te va llenando la mesa con manjares criollos) me arrastro al segundo cuarto de la casa y me mostro que tenía una cama grande en el. Me gusto la cama, le dije que se veía bonito, y me distraje un poco pensando en cómo crio ella a dos hijos varones, y una linda muchachita en una casa de dos cuartos. Entonces fui a la mesa a disfrutar, a masajear mi paladar, a recibir besos de Dios en el estomago, y le dije algo como, "oye una cama

Poema de mal gusto.

Ayer fui a buscar mi bicicleta. No estaba. habían dejado solo el rack como una broma de mal gusto. Recordé a la familia de la niña en Casa Cuna y decidí no darle importancia. Este sistema que puede secuestrar niños por pobreza y descuidarlos un  4 de julio. La muerte se esta dando un festín por nuestras calles. También ayer mi perro oyó el grito silente de uno de mis conejos. Lo seguí, para descubrir que estaba en un ataque. Al asomarse Luna la encontró muerta. Un encuentro con la encapuchada a los seis años siempre es fuerte. La mama quería que buscara un sustituto en el mercado de esclavos. Pero recordé la niña en casa Cuna y decidí no hacerlo. Lo que no nos mata nos hace mas fuerte. En las noticias hablan de otro niño muerto en una balacera en el hotel Caribe Hilton. Aunque los hoteles están exentos de contribuciones y del pago del agua no los libera de la realidad de nuestra patria. Esta mañana, la bandera amaneció vestida de Doña Barbara.

Yo también soy americano,

 condeno a Trujillo,  me guardo el luto  de los 30,000 haitianos. Tengo 60% de aborigen  si oigo el tum tum  de los tambores  el cuerpo me ordena  ponerme en ritmo. Me rio sin miedo,  entiendo, siento  cualquier problema  de cualquier parte  del planeta,  como me enseño  el guerrero de América. Soy tan americano  que tengo alas  desde el Golden Gate  hasta las Favelas. Soy la flor del calendario Nazca  el lagarto en el Maya. Creo en Yuquiyu,  Pachamama me consuela  y el Selassi de Jamaica. Ni Laura esta sola en América  ni Chayanne le anima la fiesta. El huracán que juye  por el Yunque  le jode las costas  a la Florida. Y si en México  se creen la mentira  de la porcina  San Juan se llena de mascaras  al otro día. Hay águilas Incas  en Vieques,  y todos jugamos fútbol  antes que los ingleses. ¿Y este…  que se cree, que descubrió América? Nosotros somos el continente  sus montañas,  sus cuerpos de agua. Somos la sabiduría  del jefe

PUESTOS PAL PROBLEMA

   Lo que se ve en las noticias no es Puerto Rico. Los resultados en las elecciones no son Puerto Rico. Eso es un puñado que aun controla parte de la isla. Puerto Rico se sabe. La mayoría sabe. Sabe que no eligió a su gobernador. Sabe que las estaciones de televisión nos miente.  Sabe que las capuchas son necesarias para soportar el gas lacrimogeno que no espera. El país esta alzado, no hay quien lo detenga. Sus mentiras son para sus pocos.   WAPA nos miente, El Nuevo Día nos miente, la Camara, el Senado, los acaldes nos mienten, las iglesias, las escuelas, los artistas, los días feriados: TODO ES MENTIRA.    La Anarquía se avecina guste a quien le guste. El Orden nos fallo, demos paso al Caos a ver si nos libra de esta. No mas silencio cómplice al opresor. Lo que nos queda es mucho ruido, fuego y pelea. Todo esta permitido. Fumar marihuana en las calles, hacer el amor en los autos, recoger agua de lluvia, quemar banderas, destruir bancos.     Fuimos cómplice por

¿Cómo te explico?

¿Dónde está mi alma si no encuentro la tuya? ¿Hacia dónde voy si no estás en el camino si al final de este pedaleo… no encuentro tus brazos…? ¿De qué me vale? ¿Para qué sirvo? ¿Qué protejo abajo de mi sombra? Si no te cargo… ¿qué hago con mis manos? Si no te beso… ¿qué hago con mis labios? Si no te toco la nariz… ¿por qué aún digo pip-pip? ¿Cómo te explico que te quiero en casa hacerte desayuno en las mañanas (pero la justicia se concentra en decir que estás mejor con tu mamá…) y que papá te extraña, escribe poemas con el alma desconsolada por no darte un beso, mientras te acomoda las sábanas? ¿Cómo te explico que mis derechos solo cubren algunos fines de semana y que el resto de los días se me pierden… … en la nada? ¿Cómo te explico?

Privilegios

Despiértame a la hora que quieras. Puedes con tus palancas de cangrejo alzar la cortina de mis ojos. Finge que te diste un golpe oblígame apapacharte, si insistes te pongo una curita de muñequitos. Hoy estamos de fiesta aunque nada en especial brilla en la agenda. Puedes hacer garabatos en mis libretas, yo los aplaudo como Picassos aunque ya no pueda leer mi último poema. Menéame los cachetes como plasticina, como te ríes con las caras que me formas. Quédate enganchada como los troll a los lápices a mi pierna. Si, yo se… son cosas de mis tiempos. No te atrevas a decirme viejo, hasta ahí llegan tus privilegios. Salta de la tercera cuerda, sé cómo te encanta sacarme el…  (aire). Hoy desayunamos sándwich con doritos, almorzamos pizza y cenamos mantecado de chocolate. ¿Quieres un bibi? ¿Dos? ¿Tres? Tomate los que quieras. Hoy es día de padre e hija, ósea, día de romper la

Que como se siente?

Pues que se yo. Como si te dieran un tiro en una pierna. Te sientes impotente. Y quien puede con la madre naturaleza? Y no es ella. Al menos eso parece. Porque aqui huele a embuste y carne podrida. Ta muy raro. Ni siquiera sabemos cuantos muertos y con cuantas manos estamos contando. La comida no llega y no me exploten las vesiculas con los platos de fon que estan repartiendo. Se dan medallas por pancake viejo, syrup y una lasca de queso. Y es una diaria. Aqui hay hambre y no es broma. No hay chavos, ni ideas nuevas que vayan conforme a esta parte del problema. Eso no es todo. No estamos quedando solos. Solo queda una brasa para parecer un pueblo fantasma. Pero quedan risas. Asi somos. Como cancion que no sabe que se esta acabando. Que como se siente? Como si no fuera cierto. Como si fuese una pesadilla de la que no se ha despertado. Porque esto es una zona de guerra que no fue declarada. Porque esto es un exterminio de una plaga sobre un terreno devaluado.

Calma Pueblo que Calle 13 llego

El concierto de Calle 13, es el concierto más impresionante e importante al que hay asistido alguna vez. Compre la taquilla por internet justo el día que declararon donde iba ser el concierto y que las taquillas estaban disponibles. La organización estuvo perfecta, desde el tapón de los carros, siempre se mantuvo en movimiento. Nos estacionamos en Miramar, y desde allí caminamos cruzando el Centro de Convenciones, para llegar a la cita. Había entradas por donde quiera, sin mucho revolú, entramos cómodos. Al entrar, y ver lo lleno que estaba ese espacio gigantesco, nos dimos cuentas de que el plan de mantenernos alejados estilito picnic no era posible, no era posible mantenernos alejados, solo había un lugar posible, junto a la multitud. Por ahí se dice que fueron 25,000 personas, pero yo hubiera jurado que fueron 30,000. Le dije a mi corrillo, “este es uno de los pocos momentos donde somos mucho.” La tarima estaba todo en negro, sin cortinas tontas que hubiera puesto Marc

Feria de Empleo Municipal- A falta de patrones, promotores

Feria de Empleo Municipal Una llamada cambió mis emociones en la tarde. De la incertidumbre que causa pensar cómo pagar las cuentas del mes que viene, una invasión de esperanza se apoderó de mi noche. Me invitaban a la Feria de Empleo del Municipio de Vega Baja. “Googolié” el evento para ver de qué se trataba y me encontré con la publicidad del año pasado donde anunciaban que estarían en juego trescientas plazas. Me es sabido que está en planes la apertura de la Escuela Municipal De Vega Baja, especializada en Bellas Artes, así que era probable que me estaban llamando porque esperaban reclutar profesionales como es requerido. Escogí mi atuendo y rasuré mi barba. Cosa que hago solamente para eventos especiales. Estuve en los primeros turnos de la primera hora.  Debieron ser más de cien los que tenía adelante y más de cien los que tenía atrás. Una larga fila bajo el jocoso sol caribeño. Personas de todo tipo de gustos. Los había mayores y con conductores designados. Mujeres jóvenes