pura, con lo chacras limpios.
Quisiera dar amor
sin importar a quien,
pero no puedo.
Conozco el odio,
y odio a muchos,
a los reverendos
y a las bichas,
a los políticos
y a los policías.
Odio a las brujas
que usan tacos
para ir a la universidad.
Odio a los “hipsters”
que hablan mierda
y a los suicidas
que no se encuentran
las venas.
Odio a los payasos
con ego,
a los cacos,
a los niños que maltratan
los animales.
Odio los cuadros Jackson Pollock.
Odio el arte
que no me dice nada.
Odio a los que tosen
cuando fumo
cuando yo tolero
a los que no fuman.
Odio los blowers
y las panty medias.
Odio los espejuelos
sin aumento
y los que se ríen
de un chiste
que no da gracia.
Odio que en la playa
los hombres usen bikini
que les marque el huevo.
Detesto y me jode
que los turistas usen mi isla
como un parque.
Odio los diamantes
y las camisas Lacoste.
Odio,
y no me encanta,
menos, que me amen
sin haber razones.
Odio
que me odien,
aunque admito
que si nadie me odiara,
me odiaría a mí mismo.
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