Ruedas de moda
se enyuntan
de froyo en froyo.
Con sus lucecitas
intermitentes
vuelan en corillo
como los cucubanos.
No le hacen
daño a nadie,
solo se exponen
ellos mismos
flotando
ecológicamente.
Los miércoles
parecen plaga,
cada cual
anda en su viaje.
En algún momento
se enlazan
como hilos de lana
bordados
por la aguja
de mi abuela.
Déjenlos que corran
y cédanle el paso.
Quizás estén janguiando,
quizás salen del trabajo.
A la vez le hacen culto
al templo que les guarda
el corazón en el pecho.
A la vez se limpian
la conciencia
con la paz que trae
hacer algo por el planeta.
Si no me crees,
estaciona esa mierda,
te voy a enseñar
una ruta nueva,
juro que veras cosas
que nunca has visto,
porque las delicias
en los detalles del camino
se pierden al ritmo
de las estúpidas bocinas.
Comentarios
Publicar un comentario