Hubo un amor
que toco a mi puerta.
Abrí con la alegría
que trae las buenas sorpresas.
El mi miro a los ojos
como si ya nos conociéramos.
Se quedo en silencio,
solo se comunicaba
su imagen,
la del ser, el amor.
Le invite a pasar,
pero no entro,
solo me miraba
y una sonrisa
que no paraba.
Le enseñe
mis mejores pertenencias,
como un niño
mostrando sus juguetes.
Me reí duro,
tratando de contagiarle mi risa.
Le enseñe
las pequeñas cosas
que me hacen llorar.
Se puso serio,
solo un segundo,
para mirar al piso
luego levanto la mirada
para aterrizar en mis ojos
con otra sonrisa,
más dulce,
más hermosa.
Me dio la espalda
y se fue.
Trate de seguirlo,
no lo encontré,
solo desapareció.
Al volver
me encontré
con haber dejado
la puerta abierta,
rebusque la casa,
todo estaba en su sitio
así también la idea
de que algo me faltaba.
Comentarios
Publicar un comentario