La calle
ciencia incierta,
selva civilizada.
La calle
el último de los hogares.
Donde pisa
el bueno y el malo,
donde escupe el más rico,
donde duerme
con un ojo abierto
quien no cuenta
con nadie.
La calle
iglesia sin joyas,
la áspera caricia
que raspa las rodillas.
Algún loco
adopta la esquina
aliado a su megáfono
profetizando.
La calle
el último de los hogares.
Un descuido
y caes al laberinto
presa del minotauro.
La calle
donde el sol azota de arriba
y abajo rebota.
Donde el ejército hace su gala
al volver de la batalla.
Donde la misericordia
es poca,
donde existe
la ley del más fuerte.
La calle
el último de los hogares,
donde va la niña
que se embarazo
sin permiso,
donde dejaron al muchacho
que bebió demasiado,
donde viven los seres
que no nacieron para
ser ciudadanos.
La calle
donde protesta
el valiente,
donde se reta
la macana.
La calle
donde se vende la fea,
donde se vende
el hombre que se faja
por mantener curvas
femeninas.
La sucia calle
donde brilla
la propaganda.
La calle
la puta calle,
donde pavimentan
cuando visita
el presidente.
La calle
la cabrona calle,
donde matan
al inocente
y al culpable.
La calle
que todos temen,
por eso tienen alas
los ángeles.
La calle, la sucia
puta y cabrona calle
que nadie quiere
y que para todos resulta ser
el último de los hogares.
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