No sé que vamos a hacer como país. Olvídate
de eso, no sé qué vamos a hacer como humanos. Estamos todos como manada de
bueyes arrastrando el planeta hacia la línea del precipicio. Y no hay quien se
atreva a parase al frente a coger el primer golpe deteniendo la avalancha.
Ya
no podemos seguir con este juego. Ese de sobrevivir del más pendejo, que a
larga en grandes planes y planos se maximiza al que los millonarios puedan
escapar con sus lujos al espacio cuando esto ya sea un infierno.
Nosotros que seguimos entretenidos en la pelea
de si somos o no estado. Miren, dejen eso. Si no fuera el imperio estaríamos
odiando otra corona. ¿No ven que el nombre de nuestros idiomas tienen nombre de
otros países? Eso de pelear por patrias es realmente pelear por fronteras. Eso también está más
que comprobado que no funciona. Como quizás tampoco funciona el que yo escriba
esto a modo de ensayo. Pero es mi manera de pararme al frente y tratar de
detener la manada.
No clamo a la guerra, ni a que se disparen los cañones. Si sueño por la independencia aunque me aterra ver cualquiera de nuestros pasados gobernadores con el título de presidente. Quisiera renunciar a la culpa de todos los sufrimientos que el país que nos mantiene como la colonia más antigua del mundo ha causado a tantos pueblos.
El status no me preocupa. Me preocupa el agua y las abejas. Me aterra el derretimiento de los polos, y los animales en peligro de extinguirse. Me asusta la falta de educación de mi gente y sus prioridades. Eso es lo que tenemos que combatir. Buscar las cosas que nos hacen reír, y darle rienda suelta al amor. Dejen quieto a los homosexuales! No inviertan en colegios privados, paguen porque sean mejores las escuelas públicas. Vamos a dejarnos de tanta hipocresía y vivir como hermanos. Eliminar la competencia individual y promover el trabajo en equipo. Evitar tener más lujos para opacar al vecino. Si lo mas chévere es cuando toda la calle se ilumina en las temporadas de fiesta.
No
debe ser tan difícil, ya una vez comencemos. Vamos a entendernos, y aceptar los
errores de nuestros enemigos. ¿No te has dado cuenta de que bonito se tratan
los amigos cuando se aceptan tal como son? Esa es la clave, entender que todos
nacimos porque tenemos algo que dar para esta Tierra. Si nos aceptáramos
podríamos ver porque nacen niños sin brazos y con autismo. Entenderíamos que
son seres especiales con un trabajo específico que todos necesitamos, en vez de
tenerlos pidiendo recibos en las puertas de las tiendas.
No
creo en un cuento religioso, es cierto. Pero me considero un ser muy creyente.
Creo en La Vía Láctea, en el Sol y en la Luna. Creo en ti, y en estas letras.
Creo que somos parte esencial del cosmos, y que ya es hora de darnos cuenta.
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