Un hombre armado entro a mi casa. No tuvo que forzar la entrada, yo le abrí porque lo conocía. Entonces saco las armas, y comenzó a gritar.
Me dio miedo, los perros rabiosos siempre me aterraron. Pegue la espalda a la pared diciéndole que se llevara lo que quisiera, pero que soy padre, que no me lastimara.
Se dirigió a la cocina, donde tengo un zafacón sin bolsa y sin dejar de apuntarme me pregunto por las bolsas plásticas, le dije que al final del pasillo. Tomo una y comenzó el proceso, de voltear el contenedor de plástico sobre la bolsa blanca lista para ser enudada.
Y se fue, con la basura.
Me quede en silencio unos segundos. No entendía lo que había pasado.
Así que dije lo primero que se me ocurrió con la voz entre cortada,
-gracias.
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