Profesor:
Llevo tiempo digiriendo esta carta y si no escribo pronto me explotara por dentro.
Nuestra conversación fue mucho mas larga a lo que la salud de la literatura preferiría. He pensado todo los puntos que impuso desde ese podio que dan los años y los títulos universitarios.
Concluyo;
Usted no sabe de lo que está hablado.
Quizás alguna vez supo y ya lo habrá olvidado. Ó quizás le hizo demasiado caso a alguien que lo convenció de tener la poesía agarrado de la mano.
Cuándo terminamos la conversación le dije; -necesitaré tiempo para recuperarme del golpe.- Usted se sintió tan realizado. Eso es lo que muchos piensan que es la educación, como quien entrena un perro a golpes. No le mentía. Me sentía destrozado. Pero no por mis sentimientos como usted habrá pensado. Sufría por el país y por sus estudiantes. Me sentía golpeado nuevamente por este sistema que quita más de lo que da. Un sistema inepto que tiene la desfachatez de nombrarlo profesor y poner un rebaño de escritores jóvenes al riesgo de la contaminación de su conocimiento.
¿Cómo se atreve usted, a decir que la Literatura no puede ser original? ¿Es acaso usted, un contable con un ábaco? Eso de que "todo está escrito" caduco hace unos años. La vida no deja contar historias nuevas. Hasta en retroceso se innova. Educar escritores para re escribir a Octavio Paz, quien usted, en su infinita sabiduría asumió que yo nunca había leído cuando exclamó -Eh ahí el problema.- ¿El problema? Era un problema ser conocedor de José Ángel Buesa. -¡Eh ahí el problema! Acabas de mencionar a alguien que no es poeta.- ¿Cuál es el problema? Si, me se la historia. J. A. Buesa, no fue considerado en su época un poeta por ser demasiado... eh... ¿cómo es que dicen los inteligentes? simplista. Pero, caballero, la nueva escuela aprecia su aportación la poesía. Así como después del oscurantismo apreciamos la aportación de Pitágoras.
Usted dice que yo no soy poeta. Que quizás soy mejor que la poesía porque guste más, pero de poesía... nada. Julia de Burgos dijo que yo era el universo y Gustavo Adolfo Bécquer, que la poesía era yo. Ellos ya entendían algo a lo usted se ha negado entender. Quizás por que restaría méritos a esas medallitas de la sociedad de los poetas muertos.
La poesía es la estética de la Palabra. Es el mensaje en su máximo esplendor. No, el triste conteo de las sílabas. Los efectos especiales de la gramática ya no nos sorprenden y aunque se aplaude la gesta no es dictadura de la poesía. Pues, si un verso cala en la memoria, trasciende los pisos de la mente y provoca esa sonrisa de "cuando te dan por donde te gusta" éso, profesor mío, es poesía.
No desaliente, para cortar patas ya tenemos un imperio.
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