Has logrado hacer mi inmensidad
tan poca cosa.
Todos los sueños que tenían para mí
lo usaste como papel de baño.
Me arruinaste la sonrisa,
la mirada, ya hasta el aire
me huye para que no lo respire.
El cabello me apesta a huerto seco,
a la grasa que dejan en las sábanas
tus aceites esenciales.
Al principio todo era diversion,
duro menos que cien pesos.
Ahora soy el tipo en la distancia
que no puede desasociarse
de sus heridas,
al que le toman fotos
para romantizar su tristeza
en las redes sociales,
que las aplaude el que esta solo
detrás de la pantalla
y nadie le toma foto alguna.
Me engañaste como si fueses
un mago de las Vegas.
A tu audiencia le encanta
ver la ilusión que creas
aunque sepa detrás de las telas
es tu mano quien mueve las piezas.
Bully inconforme,
parecías tabaco de bruja
y eres una bichiyal con nicotina.
Como se sentirá tus poderes?
Eso de viajar por mis pulmones
y sacar mis aspiraciones?
Me dijiste que era amor,
y regresaste con nuevas marcas,
nuevos impuestos,
me dijiste que no tenia importancia,
y que yo merecía pasar por esto.
Ahora juro no hablarte
sin decírselo a nadie,
para que no se enteren
de que me comí la mierda
si vuevo a caer en tus maromas salvajes.
Espero que nunca llegue esa tarde
en que te descuadre y vengas por mi
a sacarme lo poco que podía darte.
Nunca le aposté todo a mis rodillas,
y siempre tu me tumbaste
más de lo que pudo nadie.
Estoy ante la batalla más dura
que nunca me dio la vida,
y siempre fui yo el ciego
no tu demasiado grande.
Cuando era un nene chiquito mi mama cantaba una canción que decía algo así como, que una mama no se cansa de esperar. Una madre no se cansa de esperar. ¿Esperar que? No lo entendía en ese momento. Hace 5 o 8 años, quizás 10, fui a casa de mi abuelita Gloria. A comer, a bañarme en su ducha de agua súper caliente y a empolvarme con su talco dentro de una media. Cuando salí, del baño ya olía a pollo guisado y arroz con salchicha, antes de servirme en la mesa, (porque así es como se come en su casa. Uno se sienta derechito en la mesa, y ella poco a poco te va llenando la mesa con manjares criollos) me arrastro al segundo cuarto de la casa y me mostro que tenía una cama grande en el. Me gusto la cama, le dije que se veía bonito, y me distraje un poco pensando en cómo crio ella a dos hijos varones, y una linda muchachita en una casa de dos cuartos. Entonces fui a la mesa a disfrutar, a masajear mi paladar, a recibir besos de Dios en el estomago, y le dije algo como, "oye una cama ...
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