21 de septiembre del 2016. Hoy
todo el país está por la suya. Es una de esas grandes noches “donde volvimos a
ser gente.” Pude ver las estrellas. Para la luz, no hay mejor cosa que la
obscuridad. No fue tan romántico, porque después llegaron rayos y centellas.
Pero por un segundo volví a mirar pa arriba. Me di ese chance de tener excusa
para no contestar ningún menaje, no prestarle importancia a ningún compromiso.
Esta noche no se hace nada. Todo el país corre por cuenta propia. Sentí un
segundo de gloria que fue interrumpida por la inoportuna costumbre del
apertrecho boricua. Se me estaba haciendo tarde. Salude vecinos en la fila del
mini market; cuatro bolsas de hielo, papitas para las nenas, cerveza para los
adultos, baterías para las linternas; linternas entonces… como me gustaría tener
un quinqué como los que Mami tenia. Hacer una nota para recordar comprar uno. ¡Oh
no! ¡No tengo batería! ¿En serio? Perfecto. Hoy cada cual corre por la suya.
La tarde en el balcón toda la
calle, mirando pa afuera… tremendo momento para poner todas las teorías de conspiración
sobre la mesa. Que si la Donahue y su sueldo; que si lo mismo paso en Nueva
York cuando les pusieron la junta; que ¿qué pasara con nuestros enfermos? De la
boca pa afuera por no sentir que nos quejamos demasiado. Pero todos sabemos,
que lo más brutal es dormir sin abanicos.
Trate de explicarle a mi hija la situación. Como pude ante el
ataque de risa. Me causo mucha gracia como me preguntaba
–¿Y cuándo va a volver la luz
para que nuestras vidas vuelvan a ser lo que era? –
-Ay mi niña, si supieras que ese
es mi mayor miedo. No poder darte esta vida que hoy… hasta me parece simpático.
Puedo darle mi mejor cara al momento
A jugar con pelotas y un poco de
mano. Ya que la chiquita prefiere comerse las fichas del Conect Four en vez de
ponerlas en fila. Menos mal, se cansaron y se durmieron temprano. Dándome la oportunidad
de escribirles está a puño y letra. bajo la luz de esas velas de alcalina que
venden tan caras en el mini market de la esquina y no más melodía que la planta
eléctrica de la bruja de al lado que duerme en aire acondicionado. Bueno… allá
ella. De seguro ni miro las estrellas.
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